“Su madre había vuelto a telefonear a Kirstenslot, ostensiblemente para informar a Karen del día y la hora del funeral de Arne. Durante la conversación, dijo que había sido interrogada por la policía acerca del paradero de Harald. «Pero no sé dónde está, así que no pude decírselo», había añadido luego. Era una advertencia, y Harald admiró a su madre por haber tenido el valor de enviarla y la astucia de ocurrírsele pensar que Karen probablemente podría transmitirla. A pesar de la advertencia,... tenía que ir a la escuela de vuelo. Karen cogió prestadas unas cuantas ropas viejas de su padre, para que Harald no tuviera que llevar su inconfundible chaqueta de la escuela. Se puso una chaqueta deportiva maravillosamente ligera traída de América y una gorra de lino, y llevó gafas de sol. Cuando subió al tren en Kirstenslot, Harald parecía más un playboy multimillonario que un espía fugitivo. Aun así se encontraba bastante nervioso.MoreLessRead More Read Less
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